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El privilegio binacional

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Cuando llegué a vivir a la región fronteriza San Diego-Tijuana descubrí un nuevo mundo: el binacional.

Había yo estado viviendo en los Estados Unidos por dos años y me había acostumbrado al estilo y ritmo de vida de este lado. Cuando llegué a vivir a Tijuana, estaba encantada con la comida, el ambiente, la gente, la actividad cultural, pero extrañaba el orden y la eficiencia de lo estadounidense.

Pero no tenía que extrañarlo por mucho tiempo. Muy a menudo cruzaba yo a San Diego y me pasaba acá un día y se me quitaba la melancolía.

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Luego me vine a vivir de nuevo a este país y lo primero que empecé a extrañar fue la comida, pero una vez más, a media hora hacia el sur hay una plétora de sabores.

Como podemos ver en la historia principal de esta edición, ese mundo binacional es mucho más amplio de lo que podemos imaginarnos.

Ya hay mucha gente que cuando se siente mal no busca servicio médico de este lado sino que corre a Tijuana a atenderse, primero porque es más barato, pero también porque algunos sienten que allá son mejor entendidos por los médicos.

En un par de años habrá un nuevo hospital que dará servicio allá y que aceptará seguros médicos estadounidenses.

En muy pocas partes del mundo existe este tipo de privilegios. Es una de las ventajas de vivir en una zona binacional, bilingüe y bicultural.

Sin duda, habrá quien use esos servicios.

Hasta la próxima.

O’Hara es editora de productos hispanos del The San Diego Union-Tribune. Lilia.ohara@sduniontribune.com

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