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Aumenta el prestigio del vino de San Diego

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Desde un restaurante de moda en Nueva York a una tienda de vinos en Los Ángeles o una influyente columna de vinos en San Francisco, todos parecen estar cayendo ante el atractivo de la incipiente reputación de la industria del vino de San Diego.

¿Un lugar donde esta reputación todavía no es lo suficientemente reconocida?... San Diego.

“Todo el mundo piensa que el vino de San Diego proviene de Temécula. No somos Temécula”, dijo Maurice DiMarino, gerente de vinos y bebidas para el grupo de restaurantes Cohn.

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Lo que separa a San Diego de Temécula, dijo, y también lo hace propicio para hacer buen vino es la mayor elevación de otras partes del condado, su suelo arenoso y granítico, los múltiples microclimas “y los vientos provenientes del mar que van desde Fallbrook a Jamul”.

Aunque hay la misma cantidad de bodegas en el condado como hay cervecerías artesanales – alrededor de 115 por cada una – el negocio del vino está en su infancia, probablemente en el mismo lugar donde estaba la cerveza hace 20 años. Pero las personas involucradas en la industria, y aquellas que la observan con atención, dicen que San Diego podría estar preparada para convertirse en la próxima región vitivinícola más importante de California.

“Nos estamos acercando, estamos remando, nos estamos acercando a la ola, pero aún no hemos llegado ahí todavía”, dijo Linda McWilliams, presidenta de la Asociación de Viticultores del Condado de San Diego, un grupo comercial, y copropietaria de San Pascual Winery en La Mesa.

“La calidad del vino ha mejorado notablemente. En los últimos cinco años, se han dado grandes pasos”, dijo. “Siempre se han hecho unos vinos de alta calidad aquí. Otros aún están aprendiendo cómo hacerlos. En general, la calidad de los vinos en San Diego se puede defender contra cualquiera”.

En algunas áreas, el crecimiento ha sido espectacular. En el 2010, por ejemplo, solo había una boutique con sala de catas en Ramona; hoy en día hay alrededor de 25.

McWilliams dijo que ese salto considerable fue el resultado de una ordenanza del condado, impulsada por la supervisora Dianne Jacob, que les permitía a las bodegas rurales ofrecer, entre otras cosas, ventas en el sitio y salas de catas públicas.

En otras áreas, el incremento ha sido constante. Del 2012 al 2014, el número de hectáreas de viñedos cosechadas aumentó 23 por ciento, de 752 a 923, de acuerdo con las cifras preliminares del Departamento de Agricultura, Pesos y Medidas del Condado de San Diego.

Una parte de esa expansión es consecuencia de la sequía persistente, la cual ha provocado que los agricultores se alejen de los cultivos que requieren mayor agua, como los cítricos, y decidan plantar vides de uvas, dijo Eric Larson, director ejecutivo de la Oficina de Agricultura del Condado de San Diego, un grupo de defensa sin fines de lucro.

Otro grupo de apoyo a los agricultores, con conocimientos en los campos de la ciencia, la tecnología y los negocios, también está echando raíces, dijo Larson.

“Se está haciendo más grande todo el tiempo. Hay muchas inversiones nuevas en el negocio del vino en el Condado de San Diego, y un montón de personas que normalmente no estarían interesadas en la agricultura se están dedicando a la agricultura.

Un interés por todas las cosas locales y artesanales ha atraído a estos enólogos novatos a cambiar su carrera, siguiendo el creciente éxito de las cervecerías de San Diego y otras atracciones importantes del condado.

“Los turistas ya están aquí. Esto podría darles una excusa para quedarse otro día degustando vino”, dijo Larson. “Y también nos gustaría atraer a las bodegas a algunas de las 3 millones de personas que viven en el condado de San Diego”.

Pero es demasiado pronto para celebrar dicen algunos. Como cualquier industria que se encuentre en sus primeras etapas, hay muchos obstáculos. Uno de los más importantes es ser reconocido como una región viable para el vino, a pesar de que el condado es el primer lugar en donde se plantaron vides de uva en California.

Para tratar de exponer a los lugareños y los turistas a los productos de San Diego, DiMarino ha celebrado una cata de vinos y ha colocado algunas de las etiquetas locales en las listas de caldos de los restaurantes más prestigiosos de la empresa Cohn, incluyendo The Prado y el Island Prime.

“Es difícil de vender… tienes que empujarlo”, dijo DiMarino. “La mayor parte del tiempo cuando les digo vino de San Diego a los clientes, como que ponen sus ojos en blanco”.

Jon Bonné, columnista de vinos para el San Francisco Chronicle y autor de The New California Wine, reconoció que va a ser un reto para San Diego, conocido más por sus cervezas que otras bebidas fermentadas.

“La cerveza artesanal ha tenido tanto éxito... (el vino) no solo está compitiendo con Napa, también está compitiendo con Stone”.

Enólogos a seguir

El calor, algunas heladas tempranas y la falta de lluvia de este año han enviado a los agricultores y a los trabajadores de los viñedos a los campo para realizar las cosechas más tempranas registradas. Las difíciles condiciones climáticas han llevado a vendimias más reducidas. Incluso con el aumento en la superficie sembrada, la producción total de la uva en el 2014 fue de 4246 toneladas, en comparación con las 4813 toneladas en el 2012. Pero los problemas de las vides y una menor cantidad de uvas por planta dan como resultado una fruta más concentrada y una mayor calidad en el vaso.

Esa es la ventaja. La desventaja es que no hay suficientes uvas para satisfacer la demanda de todas las bodegas nuevas y antiguas, dijo Larson.

Por necesidad, o elección, las bodegas están remplazando el suministro con uvas cultivadas fuera del condado. Otros compran uvas que no crecen particularmente bien en el clima mediterráneo árido.

La fruta que es comprada y traída en camiones complica la misión de San Diego para conseguir credibilidad del vino, dijo Bonné.

“Estás tratando de hablar bien del vino local, ¿y estás haciendo vino con uvas del condado de Amador?”, dijo. “La calidad del vino local tiene que tener un lazo local real que sea algo más que el solo estar en un sótano”.

A pesar de estas dudas, Bonné está emocionado por varias iniciativas nuevas.

El año pasado nombró al equipo formado por el matrimonio detrás de los Viñedos Vesper de Escondido entre sus Enólogos del 2014 a seguir.

“Alysha Stehly y Chris Broomell de Viñedos Vesper están trayendo al condado de San Diego de vuelta a la conversación”, escribió.

Bonné también colocó en su lista de los 100 Mejores Vinos del 2014 al Moscatel Espumoso 2013 de Los Pilares, el cual comparte espacio en una instalación del valle de Sorrento con la respetada bodega Vinavanti Urban Winary.

La producción de vinos de j.brix de Escondido recientemente se ha incrementado de 800 a 1000 cajas como resultado de ser elegido para ser consumido en varios establecimientos de vino y comida de más élite de los Estados Unidos, incluyendo Chez Panisse, en Berkeley, Silverlake Wine y Bar Amá, en Los Ángeles y Contra, en Nueva York.

Los propietarios de j.brix, Emily Towe y Jody Brix Towe, suelen empezar su día a las 4:30 a.m. en el viñedo de McCormick Ranch, en el valle de Pauma, durante la cosecha de las uvas de Carignan de vides de 35 años de edad.

Esa uva, cultivada principalmente en Francia y España, es considerada una de las variedades que un día podrían ser parte de la identidad del vino de San Diego.

Ahora mismo, existe mucha experimentación para ver a qué tipo de uva le va mejor aquí (¿barbera? ¿garnacha? ¿cabernet franc?), y debido a las condiciones de cultivo únicas, las uvas no van a tener el sabor que tienen en otros lugares.

Ese aspecto pionero parece ser parte de la diversión.

“Las personas no tienen ni idea de a qué sabe San Diego, lo cual es emocionante porque no hay ninguna idea preconcebida”, dijo Emily Towe.

“La personalidad de los vinos es diferente. Hay un poco más de calor del sol... son más terrenales, hay una sensación diferente. Lo puedes notar, incluso si no lo puedes describir con palabras, sabes que está hecho aquí”.

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