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Operación de contrabando en Tijuana enfocada en niños

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Los niños centroamericanos llegaron a la frontera de San Diego sin sus padres, dijeron las autoridades. Algunos, de tan solo 6 o 7 años, estaban en manos de un grupo de contrabando humano, alojados en casas de seguridad en Tijuana y cuando fue el momento adecuado, fueron llevados a Estados Unidos, dijeron.

Recientemente, justo cuando los contrabandistas supuestamente estuvieron preparados para cruzar a dos chicos de El Salvador a San Diego, las actividades ilícitas del grupo en Tijuana llegaron a un abrupto fin.

Comenzando mucho antes del amanecer, los agentes mexicanos se acercaron a una colina en un barrio pobre cerca de la frontera con Estados Unidos y otros cuatro lugares de la ciudad. A media tarde, las autoridades habían registrado ocho casas y detuvieron a 11 sospechosos, 3 de ellos descritos como líderes de la organización.

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Estados Unidos y las autoridades mexicanas dicen que las detenciones son un gran avance en una investigación que comenzó hace más de un año, y levantó el velo de un grupo internacional de contrabando humano, que se especializó en menores no acompañados procedentes de América Central.

“Con esta operación, los impactamos fuertemente”, dijo Alejandro Lares Valladares, secretario de Seguridad Pública de Tijuana, en una entrevista en días pasados. “Estoy seguro que habrá más detenciones”.

Tijuana está a una gran distancia de las zonas fronterizas de Texas, las cuales tradicionalmente han sido utilizadas por los centroamericanos para cruzar ilegalmente a Estados Unidos, y donde un aumento en el cruce de menores de edad no acompañados de El Salvador, Honduras y Guatemala en 2014, abrumó a las agencias de servicios sociales de Estados Unidos.

Aunque su número ha disminuido en varios sectores de alto volumen, las aprehensiones de la Patrulla Fronteriza de menores no acompañados siguen siendo altas, teniendo que la mayoría de las detenciones siguen ubicándose en la frontera de Texas, seguido por Arizona, según las cifras recién publicadas de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos para el actual año fiscal que a finales de septiembre concluye.

Hasta la fecha, Tijuana no ha visto una afluencia significativa de menores no acompañados procedentes de Centroamérica, dijo Uriel González, director de la Casa YMCA, un refugio para adolescentes migrantes en la ciudad, donde la mayoría de los menores no acompañados son de México.

Pero Tijuana, la ciudad fronteriza más grande de México colindante con Estados Unidos, por lo menos durante dos años sirvió como un punto de tránsito para esta red de contrabando que cobraba a las familias alrededor de 8 mil dólares por niño, dijo Lares. Los niños eran normalmente de entre 6 a 12 años de edad, dijo.

En un comunicado reciente después de los arrestos, la Procuraduría General de la República, PGR, dijo que la mayoría de los clientes eran de El Salvador, un país en las garras de la violencia relacionada con las pandillas. El mes pasado 911 homicidios fueron la cifra más alta desde que la guerra civil del país terminó en 1992.

La operación de la semana pasada en Tijuana vino tras el anuncio de este mes de la Operación Lucero, una ofensiva internacional que se centra en grupos criminales sospechosos de contrabando de cientos de inmigrantes cada semana. Se llevó a cabo conjuntamente por la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) y las autoridades policiales en El Salvador, Guatemala y México, la operación condujo a la detención de 36 presuntos contrabandistas en esos tres países, y al rescate de 39 inmigrantes, entre ellos 10 menores de edad no acompañados, según un comunicado del ICE.

Maureen Meyer, directora del programa de México en la Oficina de Washington para América Latina, dijo que la crisis fronteriza de Estados Unidos del 2014 con los centroamericanos, ha dado lugar a una colaboración más estrecha entre las autoridades de los Estados Unidos, México y América Central para tomar medidas enérgicas contra las redes de contrabando.

Pero las condiciones son tales que muchos continúan tratando, a pesar de los peligros.

“Las cosas realmente no han cambiado en América Central. En todo caso, han empeorado, sobre todo con la seguridad”, dijo Meyer. Para los padres desesperados, “eso puede significar pagar a un contrabandista para que se lleve a su hijo. Vale la pena la oportunidad dada la realidad que se vive en algunos países”.

La investigación de Tijuana comenzó en agosto de 2014, según un comunicado de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas. “La información desarrollada por el ICE y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza fue compartida con los representantes del gobierno mexicano, quienes inmediatamente comenzaron su investigación”, decía un comunicado difundido en días pasados por el ICE, el cual no ofreció más información.

Lares dijo que su departamento de seguridad pública se involucró en octubre. “Recibimos una llamada acerca de que algo raro pasaba, con alguien que estaba cruzando a niños pequeños”, dijo. “Fue solo un nombre y una placa de licencia”.

Debido a la investigación en curso, Lares dijo que no podía proporcionar los nombres y detalles. Pero el centro de la operación, dijo, era la colonia Azteca, un barrio obrero en el noroeste de Tijuana, donde muchas casas están marcadas con el letrero de la Sedesol, lo que indica que los residentes reciben asistencia social federal.

Cuatro de las casas de seguridad se encontraban en ese barrio, una casa cerrada de dos pisos pintada de amarillo, que hasta hace poco todavía estaba ocupada, con adultos y niños que entraban y salían y dos perros en el patio delantero.

Aunque la investigación está en manos federales, Lares dijo que la policía de Tijuana ha estado estrechamente involucrada desde el principio, trabajando primero con los investigadores de Estados Unidos y, posteriormente, con los investigadores federales mexicanos.

Esta colaboración marca la primera vez que un departamento de policía municipal mexicano ha trabajado en una investigación con la SEIDO, la unidad contra el crimen organizado de la Procuraduría General de la República. Lares invita a dar un voto de confianza para un departamento que ha luchado contra las denuncias de corrupción.

Lares dijo que a principios de la investigación, sus oficiales fueron capaces de rastrear un coche de una de las casas que llevaron a los niños a la frontera, “y cuando regresaron no tenían niños con ellos”.

La policía federal de México fue atraída a la investigación, al igual que la SEIDO.

Juan Ibarguren, un agente del ICE asignado al Consulado de Estados Unidos en Tijuana, dijo que “en un principio se trataba de un caso de llevar a los niños a estar con sus padres en los Estados Unidos”.

Hablando en días pasados en el Foro Binacional sobre la trata de personas en Tijuana, Ibarguren dijo que “había información de que había... por lo menos un caso de una niña abusada sexualmente durante una estancia en El Salvador”.

Lares dijo que los niños estaban en condiciones de pobreza: “Por lo que vi de las casas desde donde fueron llevados... había pobreza, suciedad, y no creo que estuvieran bien alimentados”.

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