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Latinos vencen a las estadísticas para llegar a Harvard

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Julissa Muñiz de 24 años, nunca dejó que el hecho de convertirse en madre cuando cursaba la preparatoria la desalentara, pues ahora, contaba con una razón más importante para llegar tan alto como ella quisiera.

De acuerdo con un reporte de la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Joven y No Planeado, menos del dos por ciento de las madres solteras jóvenes en Estados Unidos obtienen una licenciatura antes de los 30 años.

Julissa, se negó a formar parte de esa estadística.

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En San Ysidro High School siempre recibió el apoyo necesario. Tanto el director, Héctor Espinoza, como sus maestros, le hicieron saber desde el día uno que ellos estarían ahí para ayudarla con lo que requiriera.

Inclusive, Julissa no olvida que fue su profesor de drama quien pagó su solicitud de ingreso a la Universidad de Berkeley, misma que en un principio ella se negaba a pagar, debido a que las posibilidades de entrar eran “del diez por ciento” y prefería gastar ese dinero en “leche o pañales”.

“Si él no hubiera pagado por esa aplicación yo no hubiera ido a Berkeley, y quizá no hubiera tenido las oportunidades que ahora tengo”.

Julissa, quien se vio obligada a estudiar y trabajar a sus 16 años, superó toda barrera y fue aceptada en ocho universidades, entre ellas, UC Berkeley, la cual eligió debido a que ofrecía facilidades para estudiantes con hijos.

Su mayor satisfacción, es ver como desde ahora su hija Amaris, de ocho años, ya piensa en entrar a la universidad y seguir altas metas al igual que su madre.

“Me da mucha felicidad ver que el mundo de ella es mucho más grande de lo que era el mío a los ocho años y me gusta ver que para Amaris no hay imposibles”.

Muñiz no bajó los brazos tras obtener la Licenciatura en Estudios Étnicos de UC Berkeley y quiso dar un escalón más hacia arriba. Mientras cursaba la carrera, se percató de la necesidad de tener a más personas latinas en los lugares donde se toman las decisiones y fue eso lo que la motivó a buscar una maestría que le diera las herramientas para ello.

Esa inspiración la llevó hasta la Universidad de Harvard, donde la aceptaron para cursar la Maestría en Ciencias de la Prevención, que ella busca utilizar en el futuro para buscar hacer una diferencia ya sea en el Departamento de Educación o de Justicia Juvenil, rama en la que busca especializarse.

Solventar los gastos “ha sido todo un reto”, y pese a haber obtenido media beca, los costos de colegiatura y vivienda continúan siendo altos, por lo que Julissa ha solicitado apoyo a través del sitio de donaciones

GoFundMe.com/TeenMom2Harvard, en donde hasta el momento ha recibido cerca de 7000 dólares, inclusive de gente que no conoce pero que al leer su historia se ha visto motivada por ella.

Su tía, Ángela Rodarte, quien estuvo con ella durante los tiempos difíciles, se dijo conmovida al ver los logros de Julissa y el aprendizaje que le ha dejado a Amaris.

“Ella es un gran ejemplo para demostrar que todo es posible, que nunca hay que rendirse y siempre buscar una vida hermosa que se puede tener”.

Un caso similar es el de Paul Antonio Ochoa, de 26 años .

Ochoa aún recuerda el día que llegó a Estados Unidos en compañía de su madre y dos hermanos en búsqueda de un mejor futuro.

Fue en el año 2000, cuando los cuatro vivieron por una semana en un motel de San Ysidro, en lo que su madre, quien dejó atrás su profesión como agente de inmigración en México con tal de que sus hijos tuvieran mejores oportunidades, analizaba sus siguientes pasos.

“De sacar criminales de las calles en México a venir a limpiar casas a Estados Unidos, me partía el corazón verla y agarrarse los pelos para saber cómo iba a pagar recibos, pero siempre sabiendo que a final de cuentas iba a valer la pena”, comentó Ochoa, originario de Tijuana.

Mientras se regularizaba su estatus migratorio, Paul y sus hermanos continuaron sus estudios ahora en Estados Unidos, donde en primera instancia tuvieron la barrera del idioma, aunque en honor al sacrificio que había hecho su madre, lograron superar esa y otras barreras.

Paul logró el egreso de Bonita High School y de inmediato fue aceptado en la Universidad de California San Diego (UCSD), de donde se graduó con honores y pudo hacer sus prácticas profesionales en el Consejo Laboral, encabezado en aquel entonces por la hoy asambleísta, Lorena González.

El joven siempre mostró interés en el sector público, y cuando González ganó la elección para llegar a la Asamblea en 2013, lo invitó a formar parte de su grupo de trabajo en Sacramento, donde se ha desempeñado como asistente legislativo.

“(En la Asamblea) Me toca ser parte del equipo que representa el mismo distrito que le abrió las puertas a mi familia hace 15 años”, mencionó.

Desde la capital del estado, ha visto de primera mano los retos que enfrentan las comunidades más necesitadas del sur de California.

Inspirado por ello, fue que decidió cursar una maestría en Política Pública, para lo cual, envió solicitud a diversas universidades del país, entre ellas, Harvard, institución que le ofreció una beca.

“Las herramientas que te dan un posgrado sobre todo en una universidad como ésta, te ayudan a enfrentar problemas más grandes que tiene el Estado”, considera Ochoa, quien dijo, obtuvo el respaldo de la asambleísta, quien espera tenerlo de regreso una vez que concluya sus estudios.

Mientras se prepara para iniciar esta nueva etapa en Cambridge, para la cual, lo acompañará su esposa Ana, el ahora estudiante de Harvard busca enviar un mensaje a más jóvenes latinos para que no se limiten y busquen cumplir sus aspiraciones, tan altas como estas sean.

“Siempre hay maneras, te la vas a partir y va a ser muy difícil, pero sí se puede”, dijo.

Paul, quien reconoce que “el pilar” de su trayectoria es su madre, se dijo feliz al ver que ahora es ella quien busca tener una carrera profesional y recientemente fue aceptada en UC Berkeley donde cursará la Licenciatura en Sociología.

Aplaudidos por San Ysidro

Los logros de estos jóvenes latinos no pasaron desapercibidos por el distrito en que tuvieron sus inicios y recientemente, fueron reconocidos como líderes del mañana en un evento organizado por UETA Duty Free, la organización comunitaria Casa Familiar y la Cámara de Comercio de San Ysidro.

“Es un gran honor, es el lugar en donde crecí y le dio la oportunidad a mi familia de crecer y sobresalir, así que poder representar esta área en Boston y decir que somos del sur de San Diego es muy bonito”, señaló Ochoa, quien trabajó por cuatro años como mesero en el restaurante Iron Wok, para pagar sus estudios.

Para Julissa, “San Ysidro es el lugar donde empecé a usar mis alas”, pues además de haber egresado de San Ysidro High School, también recuerda que fue en el mismo centro comercial que Paul donde tuvo uno de sus primeros empleos con el cual podía cubrir los gastos tanto de ella como de su hija Amaris.

“Se siente muy bien ver que personas en tu comunidad son los que están apoyando”.

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