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El futuro de Barrio Logan en la urna

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Barrio Logan, la pequeña comunidad de la bahía de San Diego, es un asunto importante en la urna del 3 de junio.

Por primera vez en la historia de la ciudad, un plan comunitario será decidido en un referéndum a nivel ciudad, y hay asuntos a nivel ciudad que están en juego: la prosperidad económica de la industria marítima de San Diego y la viabilidad de planeación básica para la comunidad. Si las Proposiciones B, el plan, y la C, la implementación de ordenanzas, ganan la mayoría del apoyo, la comunidad de 1000 acres y de unos 4800 residentes al sureste de la ciudad tendrá un trazo nuevo para el uso de la tierra para los próximos 20 años. Si las medidas pierden, entonces el plan actual de 1978 continuará en vigor y dependerá del alcalde y el Concejo Municipal decidir si se puede confeccionar un nuevo plan que satisfaga a todas las partes. El mismo plan no puede regresar por al menos un año pero antes sí se pudieran tomar en cuenta revisiones considerables.

Normalmente, los planes comunitarios son deshechos al nivel micro local, son revisados por la Comisión de Planeación y adoptados por el Concejo Municipal. La ciudad tiene más de 40 planes comunitarios en vigor y como una docena están en varios etapas de revisión. Pero en este caso, a los astilleros del área y a sus proveedores no les gustó el plan, adoptado por el concejo el septiembre pasado, y ha recolectado más de 100 000 firmas en una campaña de referéndum.

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El concejo decidió poner el plan y sus ordenanzas de implementación en las urnas en vez de revocarlo u ordenar que los planificadores regresaran a la mesa de negociaciones.

Ambos lados estuvieron de acuerdo en que el resultado de la elección implica dilemas a nivel regional:

• La industria marítima teme que el plan cause que los proveedores se reubiquen al momento de crecer, que eleven sus precios y causen que los astilleros dejen de ser competitivos. Pudieran cerrar y la Naval pudiera reducirse, si es que no deja San Diego también.

•Los planeadores comunitarios piensan que el referéndum pudiera sentar el precedente en otras comunidades. Desarrolladores, ambientalistas, dueños de propiedades o arrendatarios pudieran circular peticiones para conseguir en las urnas lo que no alcanzaron a lograr en el nivel de planeación.

El concejal David Álvarez, quien creció y ahora representa a Barrio Logan, dijo que el futuro de la comunidad depende de la aprobación del plan. “Una comunidad que ha sido abandonada, maltratada y donde se ha terminado la toma de mala decisiones en esta ciudad durante décadas, dará un giro si se aprueban la B y C”, dijo Álvarez. “Si fracasan la B y C, es una muestra continua de falta de respeto a esta comunidad que necesita ser tratada como todas las demás comunidades cuando se trata de planeación y la forma en la que vive la gente en esta comunidad”.

El alcalde Kevin Faulconer, quien votó contra el plan cuando estaba en el Concejo Municipal, dijo que el plan amenaza la viabilidad de los astilleros y proveedores de la industria marítima del barrio, así como a tiendas, restaurantes y otros negocios pequeños locales. “Las Proposiciones B y C ponen en un serio riesgo a los proveedores de la U.S. Navy y a los astilleros al forzarlos a pasar por un proceso largo y de permiso político incierto cuando quieran extenderse o abrir cerca de sus clientes”, dijo Faulconer.

En una docena de reuniones desde el 2008, el plan fue confeccionado por un comité “accionista” de 25 miembros. El plan duplicaría la población a 11 831 a lo largo de los próximos 20 años, incrementado por 45.6 por ciento la cantidad de espacio industrial, comercial y de al por menor a 5.7 millones de pies cuadrados. El plan actual contempla unos 2000 residentes menos en un espacio no residencial de 3 millones de pies cuadrados o más.

Quienes las apoyan y quienes están en contra de la proposición dicen haber llegado a un acuerdo en casi todos los aspectos del plan. Pero se acabó el consenso con la buffer zone o tierra neutral de cinco cuadras y para uso exclusivo comercial. El uso residencial e industrial actual puede permanecer, pero cualquier ampliación estaría topada al 20 por ciento. Otra provisión requeriría permisos de uso condicional, cuya obtención podría tomar tiempo y dinero.

Los votantes estarán desconcertados si tratan de absorber las complicadas tablas incluidas en sus materiales electorales. Así que las fuerzas a favor y en contra se han enfocado en asuntos más grandes de la ciudad suscitados por el plan.

En el lado a favor, los que apoyan el plan advierten que lo que está pasando en el barrio puede pasar en otras comunidades en lo que se revisa su plan comunitario. Joe La Cava, presidente del Community Planners Committee que también dirige el grupo de planeación de La Jolla, dijo que puede imaginarse a los desarrolladores usando el proceso de referéndum para revocar un plan que pudiera restringir la construcción de oficinas u hoteles. De igual manera preocupa el impacto en la participación voluntaria si su trabajo puede ser invalidado por una campaña de referéndum bien establecida. “Es difícil que la ciudad encuentre el dinero para hacer esto (actualizar planes) y es difícil encontrar gente que participe en el proceso de actualización”, dijo La Cava.

Los críticos del plan dicen que mientras que ha habido muchas medidas electorales para el uso de suelo, los asuntos del Barrio Logan son únicos. Tratan con una irritable coexistencia entre residentes en una comunidad latina históricamente de bajo ingreso y una industria regional que atiende a la industria marítima que emplea a casi 50 000 personas.

Como excomandante de la Naval en San Diego, Len Hering dice: “Podemos encontrar vivienda en cualquier lado. No podemos reconstruir un astillero donde sea”. Hering y otros argumentan que mantener a los proveedores de astilleros es crucial para mantener la competitividad de San Diego en el negocio de la reparación. “Lo que estamos tratando de asegurar es que la industria esté protegida mientras que las cosas prosiguen, especialmente la industria pesada”, dijo Derry Pence, presidente de la Port of San Diego Ship Repair Association. Mencionó que las protecciones para los 20 negocios relacionados con lo marítimo en la zona neutral no son suficientes.

El sentir convencional es que la B y la C fracasarán porque los opositores con más de 1 millón de dólares disponible han sobrepasado por mucho el gasto de los que las apoyan, encabezados por la Environmental Health Coalition, y los votantes tienden a votar que no cuando no entienden una proposición. Faulconer dijo que si eso pasa, él buscará “iniciar nuevamente”. “Trabajaré con la comunidad de Barrio Logan y los principales interesados para comenzar un plan nuevo que proteja los empleos marítimos en San Diego y cree un mejor mapa para la comunidad”, dijo.

Álvarez, quien perdió contra Faulconer en la segunda ronda para la alcaldía a principios de este año, dijo estar interesado en una “conversación” renovada sobre el futuro de la comunidad… pero hasta cierto punto. “Te puedo decir que esta comunidad ya no aguantará que los hagas hacer las cosas a fuerzas nada más para evitar una futura discusión sobre esto”, dijo. “Buscaremos una manera de hacer eso. Si eso fracasa, encontraremos otra manera”. Señaló la posibilidad de que una mayoría demócrata continua en el Concejo Municipal pudiera sostener y pasar el mismo plan y ordenanzas en un año y luego desafiar a los opositores a lanzar otra campaña de referéndum. “Esa es su opción para hacer eso, así como es nuestra opción mover el mismo plan o hacer algo diferente en menos de un año a partir de hoy”, dijo.

Quienes apoyan el plan

Mark Steele, expresidente de la Comisión de Planeación, arquitecto de Barrio: “Hay muchos de nosotros, y me incluyo, que se han basado en la expectativa del plan… y hemos invertido tiempo y dinero y el futuro de nuestro negocio en eso. Hay un montón de gente que está saliendo lastimada”.

Albert Dueñas, de 56 años: “Éste es nuestro hogar, nosotros llegamos primero, nosotros somos los que establecimos las casas aquí”.

Quienes se oponen al plan

Matt Carr, dueño de California Marine Cleaning: “Hay esos que te harán pensar que todos los residentes están en contra de la industria, y eso simplemente no es cierto. Que yo sepa, nadie del lado del comercio y la industria ha estado buscando que se muevan los residentes de aquí”.

John Alvarado, de 64 años, residente de toda la vida: “Hemos tenido desarrolladores que han venido desde los últimos cinco o seis años buscando comprar nuestras propiedades. Por eso queremos ir ahí y llegar a un acuerdo con los astilleros”.

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