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Patrulla Fronteriza nueva función: niñera

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Compraron sillas de automóviles para infantes, leche en fórmula para lactantes, bebidas para niños y libros de cuentos. Prepararon el almuerzo, limpiaron caritas, cambiaron pañales, organizaron juegos al aire libre, tomaron las temperaturas.

Desde hace ya varias semanas, agentes de la Patrulla Fronteriza han asumido un papel inesperado y poco común: atender y cuidar a cientos de migrantes centroamericanos que pasaron por San Diego para el procesamiento de inmigración. Algunos son adultos y algunos apenas tienen la edad suficiente para atarse los zapatos.

Conforme inmigrantes de El Salvador, Honduras y Guatemala inundaron la frontera con Texas, y algunos fueron trasladados a San Diego para aliviar la carga del procesamiento, los agentes aquí tuvieron que cambiar sus tareas.

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Las nuevas responsabilidades han distraído a los agentes de sus funciones típicas: analizar huellas digitales, arrestar a personas que ingresan sin autorización y transportar gente a los centros de detención.

Todas las partes involucradas ahora tienen labores fuera de lo común.

“Los niños no deberían estar bajo su custodia. Deberían estar en instalaciones adecuadas. No deberían estar en centros de detención... La Patrulla Fronteriza sabe que no es su papel, nosotros sabemos que ese no es su papel”, dijo Ricardo Favela, portavoz de Alianza San Diego, un grupo de derechos de los inmigrantes. Sin embargo, agregó Favela, la Patrulla Fronteriza de San Diego ha enfrentado bien la situación, y “muchos están tratando de hacer lo mejor posible” bajo circunstancias difíciles.

Durante casi dos semanas, los grupos de familias migrantes fueron trasladados en avión a San Diego para ser procesado por la Patrulla Fronteriza. Vuelos adicionales han arribado a Yuma, para transportar a los inmigrantes a las oficinas de procesamiento de El Centro.

Los inmigrantes están llegando a la frontera de los Estados Unidos por distintas razones, incluyendo la pobreza, condiciones de vida peligrosas y la creencia de que se les permitiría quedarse.

Agentes entrevistados para este artículo dijeron que la crisis ha estado cargada de emociones diarias, sobre todo para los que tienen hijos propios.

“Es algo triste, porque estás tratando con niños. Estás tratando con pequeños de 3 años de edad. Hay bebés aquí”, dijo un agente veterano que no quiso dar su nombre porque no tiene permiso de hablar con los periodistas. “Es triste que tengamos que mantenerlos encerrados. Es simplemente el proceso”.

Otro agente dijo que los niños migrantes parecían estar aburridos, así que fue a una tienda de segunda mano y compró un montón de libros para niños en español.

“Como que nos han robado el corazón, en varias ocasiones. Por lo general son muy inteligentes. Saben leer. Se relacionan bien”, dijo. Tampoco quiso que su nombre fuera publicado porque no está autorizado a hablar con los medios de comunicación.

Añadió, sin embargo, que él piensa que los migrantes no tienen derecho a inmigrar, calificando a su admisión a los Estados Unidos “amnistía de puerta trasera”.

Durante años, la Patrulla Fronteriza ha estado plagada de un problema de imagen, dijo Gabe Pacheco, un agente del sector de San Diego y un portavoz del sindicato. Cuando la protección de la frontera era una prioridad política, la agencia creció rápidamente en cuanto a número de empleados, lo que provocó dudas sobre la capacidad y la formación de los nuevos reclutas. Las acusaciones de brutalidad por parte de agentes tanto de la Patrulla Fronteriza como de Aduanas y Protección Fronteriza han empañado la reputación de ambas agencias, al igual que lo han hecho las acusaciones de gasto irresponsable en horas extras obligatorias.

Pacheco dijo que está acostumbrado a la desaprobación del público.

“Yo manejo por todos lados”, dijo. “Puedo ver alrededor de mi comunidad. Y ¿sabes qué? No nos quieren, no nos quieren aquí. Pero ellos no ven lo que hacemos”. “Eso incluye salvar vidas y ayudar en las crisis nacionales”, dijo.

Con esta nueva crisis, tenemos la oportunidad de mostrar al público una nueva cara de la agencia, dijo.

“Hay gente que, por primera vez está viendo el lado humano de la Patrulla Fronteriza. Son seres humanos como cualquier otra persona”, dijo Enrique Morones, activista de derechos humanos que afirmó que desde hace décadas ha estado cooperando con la Patrulla Fronteriza para proveer ayuda humanitaria a quienes cruzan la frontera. “¿Hay incidentes en los que han sido abusivos? Hay incidentes en que los activistas han sido abusivos. Muchas veces, ellos [los agentes] se llevan la mala reputación, y eso no es justo”.

Los agentes tienen preocupaciones más allá de la simpatía de los niños y la opinión pública.

Estar en contacto con personas que tienen enfermedades contagiosas es asunto de todos los días para los agentes de la Patrulla Fronteriza. La diferencia en esta ocasión es el volumen de personas.

Comentaron que un puñado de agentes de San Diego y Murrieta contrajo sarna. Sus trabajos son peligrosos, pero su mayor preocupación no era la de infectar a otros.

Shawn Moran, un agente veterano y vicepresidente de la Unión Nacional de agentes, dijo que la higiene y el desinfectar las instalaciones ha sido un reto. Agentes fuera de San Diego han estado lidiando con el reclutamiento de pandillas en las instalaciones que albergan menores migrantes, agregó Morán.

El mayor problema no es el hacer de niñeros, dijo, sino que “muchos de nosotros estamos teniendo que hacerlo”, lo cual desvía recursos de la vigilancia fronteriza. Sin dar detalles, dijo que partes de la frontera están vulnerables por ahora, y le preocupa que haya un aumento en el contrabando y otros delitos.

Moran y otros cuestionan por qué se les pide procesar a la gente, solo para después liberarlos.

Un agente dijo que la experiencia de procesar a los migrantes ha sido lo contrario de lo que él quería hacer al aceptar el empleo.

“Llegué con un fuerte sentido de la justicia”, dijo. Afirmó que no tenía experiencia previa en la aplicación de la ley ni en el sector de la defensa. Dijo que sentía como si años de trabajo hubieran sido destruidos.

Estos problemas han llevado a una caída en la moral entre sus colegas, dijeron los agentes.

“¿Cuántas veces vas a aguantar una bofetada en la cara”, preguntó Pacheco, el vocero del sindicato local. Enumeró una serie de reformas que han preocupado a los agentes de la Patrulla Fronteriza, incluyendo una reducción de las horas extras y las críticas del público y los medios de comunicación respecto al uso de fuerza por los agentes en situaciones en las que dicha fuerza sí estaba justificada. Dijo que esta última misión ha sido un golpe desagradable más para los agentes que no aceptaron sus empleos para cambiar pañales y hacer labores de oficina, incluso si tienen simpatía por los niños.

“Casi siempre la actitud es, realiza el trabajo, baja la cabeza y realiza el trabajo. Estos chicos siempre hacen ese desempeño de forma ejemplar”.

Ahora que se han suspendido los vuelos de Texas a San Diego, los agentes pueden volver a sus antiguas funciones o continuar procesando a los migrantes de forma remota, utilizando equipos de videoconferencia.

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