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Vigilia por estudiantes desaparecidos en Guerrero

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Recuerda, reza, exige justicia, pero hazlo de forma pacífica. Esa fue la misión de un grupo de personas de San Diego y Tijuana que se reunieron en Logan Heights para celebrar una vigilia el pasado miércoles.

En septiembre, 43 estudiantes universitarios fueron secuestrados y desaparecieron sin dejar rastro en la población rural de bajos recursos en el estado de Guerrero, al sur de México. ¿Quién fue el responsable? No fue exactamente la delincuencia organizada ni los cárteles de la droga, sino supuestamente el alcalde de la localidad y la policía, que tenían vínculos con estos nefastos grupos.

Los críticos dentro y fuera de México han considerado la respuesta por parte del gobierno federal como sumamente insatisfactoria, lo que ha dado lugar a gran indignación a lo largo del país y en otros lugares.

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El miércoles, decenas de personas asistieron a la parroquia Our Lady of Guadalupe para celebrar una misa por los desaparecidos, incluyendo la lectura de sus nombres y encender velas en su honor.

“Oramos por estos 43 estudiantes y sus familias. No queremos que haya más personas desaparecidas”, dijo Enrique Morones, el activista en pro de los derechos humanos que organizó el evento.

Morones añadió que es importante apoyar a los desaparecidos, pero que las protestas deben hacerse con un espíritu de pacifismo. A las 7 p.m. del miércoles, comenzó un ayuno de 43 horas.

“Creo que éste podría ser el punto de inflexión en México”, dijo, “cuando la gente diga, ‘Ya es suficiente. Ya me cansé’”.

Otros dijeron lo mismo durante la vigilia: Las muertes son horribles, y la participación del gobierno confirma los peores temores de la gente acerca de la corrupción y la impunidad.

“Esto es importante para los mexicanos o para quienes tenemos ascendencia mexicana, porque nos enferma mucho lo que está pasando: La corrupción, el que las autoridades traten de ocultar los problemas más grandes tras las telenovelas, tras los partidos de futbol, tras los (escándalos de la mansión) de la primera dama, etcétera”, dijo Bertha Hernández, residente de San Diego que nació en Tijuana. “Este debe ser el enfoque. ¿Dónde están esos jóvenes?”.

Isaac Lujano, de 20 años de edad y estudiante universitario en Tijuana, asistió a San Diego para participar en la vigilia. Lujano ha estado observando cómo la tragedia ha unido a la gente de todos los sectores de la sociedad mexicana. Los estudiantes afectados vivían muy lejos y eran pobres, asistían a una escuela pública rural, que es muy diferente de su universidad privada. Pero dijo que de todas formas siente una conexión con los 43 jóvenes desaparecidos, y mientras hablaba acerca de ellos sus ojos parecían llenarse de dolor.

Su primer deseo es que sigan vivos. Y de cualquier forma, dijo en español, “queremos una investigación clara y transparente”.

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